Distínguete de los demás por ser tú mismo
“Reir mucho y a menudo.
Ganarse el respeto de las personas inteligentes
y el aprecio de los niños.
Merecer el elogio de los críticos más sinceros.
Mostrarse tolerante con las traiciones de los falsos amigos.
Saber apreciar la belleza.
Hallar las virtudes en el prójimo.
Dejar un mundo algo mejor,
bien sea por medio de un hijo sano,
de un rincón de jardín o de una condición social redimida.
Saber que al menos una vida ha alentado
más libremente gracias a la nuestra.
Eso es haber triunfado.”
Ralph Waldo Emerson
Nos sentimos realizados cuando logramos todo aquello que nos proponemos y deseamos, hacemos lo que más nos gusta y nos rodeamos de lo que nos produce bienestar. Entonces estamos felices y satisfechos.
Como adultos, sabemos que nada de esto es gratis. Que necesitamos trabajar y esforzarnos para lograrlo. El efecto de dicho éxito repercute en un aumento de la valía (autoestima), generando un estado de confianza en uno mismo que nos lleva a seguir cosechando éxitos futuros. Y es el momento en que nos sentimos realizados.
Tenemos unas cualidades y un potencial deseoso de ser explotado. En la medida que desarrollamos lo que somos nos realizamos. La realización personal está ligada a nuestra vocación, misión y propósito en la vida.
Por eso quiero ir más allá. Para mí, el mayor triunfo que podemos lograr en la vida consiste en desarrollar nuestra auténtica identidad. Ser quienes somos realmente. No potenciando el ego, sino más bien permitiendo que fluya la esencia, la chispa de vida que todos llevamos dentro. Pulir y tallar el diamante que habita en nuestro interior, oculto en el barro de las limitaciones, barreras y bloqueos para que pueda brillar con luz propia. Lo que equivale a un desarrollo humano más elevado. Siempre desde una base sólida.
Un gran árbol necesita disponer de robustas raíces bien arraigadas en la tierra para poder mantenerse, nutrirse y crecer. Cuanto más extensas y profundas las raíces, más grande será la copa y más alto podrá alcanzar el cielo.
Necesitamos, por lo tanto, lograr un equilibrio entre los tres niveles humanos: tener-hacer-ser. Correspondientes a los planos: físico (tener), mental (hacer) y espiritual (ser). Y así como el árbol, nutrirnos y crecer creando sólidos cimientos en la tierra que nos proporcionen un buen apoyo para nuestro desarrollo espiritual. Siempre que no se confundan los medios con los fines. Todo depende de la intención, el para qué de nuestros objetivos.
Te presento a continuación, unos ejercicios y reflexiones para trabajar cada una de estas áreas.
TENER: Es el plano más material. Todo lo relacionado con trabajo, vivienda, objetos materiales, bienestar físico, posición social, economía, familia, etc.
Es fundamental saber qué se quiere y cómo lograrlo. Canaliza tu mente y pensamiento con este ejercicio:
1. Tener unas metas claras y bien definidas. ¿Qué quiero específicamente? Define en una frase tu objetivo. Hazlo de forma tal que cualquiera que lo lea pueda comprenderlo sin lugar a interpretación.
2. ¿Qué veré? ¿Qué oiré? ¿Qué sentiré en mi cuerpo? Y ¿qué me diré a mí mismo cuando lo haya conseguido?
3. Medios. ¿De qué recursos y capacidades dispongo?
4. Traza un plan de acción. ¿Qué voy a hacer para conseguirlo? Describe cada paso que darás.
5. Haz un chequeo constante. ¿Me estoy aproximando o me estoy alejando?
6. Visualiza con total claridad en tu mente la imagen del objetivo ya logrado. Viéndote a ti mismo en la imagen. Mantén esa imagen en tu mente cada día hasta que lo alcances.
7. ¡PASA A LA ACCIÓN!
HACER: El conjunto de comportamientos que realiza un ser humano define su actitud ante la vida. Revisar y cuestionar nuestras acciones cada día nos permite incrementar el nivel de eficacia.
Te propongo un plan para el desarrollo de una actitud de excelencia. Realízalo durante 7 días seguidos.
En estos siete días trata de mantener tu mente enfocada en lo positivo. No permitas ni por un instante que la negatividad se adueñe de ti. Si no lo puedes evitar, no te tortures. Simplemente déjalo estar e inicia la cuenta el día siguiente. Has de lograr un mínimo de 7 días seguidos de pensamientos y sentimientos positivos. Constancia y paciencia con uno mismo son esenciales para avanzar.
Además cada mañana y cada noche realiza las siguientes reflexiones:
1. Al despertar, tómate 5 minutos y realiza las siguientes reflexiones:
• Agradecimiento:
Da las gracias por el nuevo día que tienes la oportunidad de vivir.
• Felicidad:
• ¿Qué me hace sentirme feliz ahora en mi vida?
• ¿Qué haría que me sintiese aún mejor?
• ¿Cómo hace eso que me sienta feliz? ¿Qué imagino, me digo y siento en mi interior?
• Motivación:
• ¿Qué hace que me sienta estimulado?
• ¿Qué podría hacer para estarlo aún más?
• ¿Qué, específicamente, me motiva?
• Valoración:
• ¿De qué me siento orgulloso?
• ¿Qué, de eso, me hace sentirme orgulloso?
• Agradecimiento:
• ¿Qué me hace sentirme agradecido?
• ¿A qué y a quién le estoy agradecido?
• ¿Cómo me siento?
• Disfrute-diversión:
• ¿Qué es lo que hace que disfrute más en mi vida?
• ¿Cómo siento que estoy disfrutando?
• Compromiso:
• ¿Con qué o con quién estoy comprometido ahora en mi vida?
• ¿Cómo siento ese compromiso?
• Amor:
• ¿A quién amo?
• ¿Quién me ama?
• ¿Cómo siento que amo o me aman?
2. Cada noche, antes de dormir. Repite tres de la mañana y añade las siguientes:
• ¿Qué he dado hoy? ¿Cómo lo he hecho?
• ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué más podría haber aprendido?
• ¿Cómo ha contribuido el día de hoy a incrementar mi excelencia personal y cómo puedo utilizarlo como inversión en mi futuro?
• ¿Cuál ha sido hoy mi aporte a la humanidad?
• ¿Qué resultado de los obtenidos hoy puedo mejorar mañana?
SER: La identidad se funda a partir de las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y los valores que nos mueven en la vida. Aquello por lo que nos esforzamos y luchamos. La fuente de nuestras motivaciones. Del conocimiento y definición de nuestra identidad depende en gran medida nuestro bienestar, desarrollo intelectual y gestión emocional.
Reflexiones para definir la identidad:
• ¿Quién ha sido o es un modelo de excelencia en mi vida?
o ¿Qué cualidades identifico en esta persona?
o ¿Qué valores le definen?
• ¿Cuáles de ellos poseo y cuáles no?
• ¿Qué puedo hacer, específicamente, para incorporar en mi estas cualidades y valores?
• Roles, son los papeles que adoptamos en la vida diaria. Madre, padre, esposo/a, hijo/a, jefe/a, empleado/a, amigo/a, profesor/a, etc.
o ¿Con qué roles me identifico realmente?
o ¿Hay alguno con el que me sienta incómodo, molesto o preocupado?
o ¿Dedico demasiado tiempo a alguno de ellos o muy poco a otro?
o ¿Estoy cumpliendo correctamente las funciones asociadas a cada uno de mis roles?
o ¿Me siento comprometido y entregado con ellos? ¿De qué forma?
Tú no eres un cuerpo, tienes un cuerpo, lo usas, pero eres más que un cuerpo.
Tú no eres tus acciones, actúas, te comportas, pero las acciones las realizas tú.
Tú no eres tus emociones, tú las desencadenas y tú las controlas.
Tú no eres tu mente ni tus pensamientos, los tienes, los piensas tú.
Tú no eres tus creencias, las pones o las quitas cuando quieres, tú decides tenerlas o no.
Si no eres nada de eso… ¿Quién eres entonces?
• ¿Quién soy yo? ¿Qué o quién hay más allá de mí, por encima de mí?
• ¿Cuál es mi función en la vida?
• ¿Cuál es mi misión en la vida?
El máximo nivel de realización personal implica vivir en plenitud, cumpliendo el propósito para el que hemos sido creados cada uno en particular. Es meterse cada noche en la cama con la paz que proporciona la conciencia tranquila, y despertar cada mañana con la frescura, energía y ganas de vivir totalmente renovadas.
María Alcázar
Life Coach & Terapeuta PNL
Master Trainer PNL
Directora IEPNL
www.pnlspain.com